miércoles, 2 de junio de 2010

Experiencia en la fuente policíaca*

Por: Alejandra Hernández Ojendi

Jorge Sánchez Torres es reportero de la fuente policíaca desde hace 25 años. Cuando habla del ejercicio de su profesión advierte: “a diario estás en riesgo, a diario vuelves a nacer”.

Es alto y delgado. Su cabello es negro, sin canas. Es “traga años”, asegura. De su afilado rostro saltan unos ojos negros y pequeños como avellanas y brota su barba en forma de candado. Sus expresivas manos abren, cierran, se juntan, se separan, sostienen su rostro, señalan.

Por momentos resulta trabajoso entender su voz. Parece que no termina de abrir la boca para pronunciar las palabras. En radio es distinto. Se le escucha con una sorprendente nitidez.

La importancia de su actual labor se refleja en su formal vestimenta: traje y zapatos negros que hacen juego con una corbata amarilla de motivos también negros.

En el lado izquierdo de la mesa sobre la que se apoya, coloca un puñado de documentos que parecen importantes y cuatro celulares puestos ahí para estar al pendiente de cualquier llamada.

Desde hace 15 años es responsable de la fuente policíaca en las tres emisiones del noticiario Enfoque, que se transmiten de lunes a viernes por Radio Mil y Estéreo Cien. Sin embargo, pasó por momentos difíciles antes de ocupar este puesto.

Recién egresado en Ciencias de la Comunicación por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, colaboró para Estéreo Mundo, emisora de Morelos en la que durante cinco años fue productor y conductor del programa de revista “Los muchachos de hoy”.

Por una nota que “no gustó” al entonces gobernador del estado, Lauro Ortega Martínez, en la que denunciaba las extorsiones que realizaba un grupo de judiciales, salió de esa radiodifusora.

Después trabajó para el Diario de Morelos cobrando “sueldos muy bajos”. Pero como su “inquietud” era la radio, regresó a la Ciudad de México donde, “ya con experiencia”, le dieron una oportunidad en Radio S.A., hoy Radio Trece.

Debido a que su meta era estar en Radio Monitor con José Gutiérrez Vivó, “dije: voy a llegar ahí, voy a estar ahí”, dejó de laborar en la emisora de Carlos Quiñones Arizmendi y “logró” entrar a los reportajes especiales de Monitor.

Fue en este noticiario que se le asignó “por azar” la fuente policíaca. Sin embargo, después de cinco años decidió salir de la radiodifusora que no lo “apoyó” cuando “pasó” una nota en la que se denunciaba que el que fuera secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal, Santiago Tapia Aceves, estaba coludido con el crimen organizado.

Entonces comenzó a trabajar para Enfoque nuevamente en la fuente policíaca a pesar de que también había cubierto presidencia, espectáculos y finanzas. Cubrir esta fuente, en la que se ha especializado y le apasiona, lo ha llevado a brindar asesoría en imagen institucional a la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal y del Estado de México. No obstante, asegura que se inició en ella no porque la obtuvo, sino porque se la dieron.

“Te empiezas a especializar, pero cómo no vas a ser experto si nada más te dan esa oportunidad. Tú como reportero puedes cubrir lo demás, pero te empiezan a etiquetar y al final de cuentas empiezas a conocer gente, a tener los contactos y puedes hablarle a un procurador, a un ex procurador, a un delincuente”.

Libertad de expresión y censura en radio

Otra de las primicias de Jorge Sánchez fue la nota en la que informó que el conductor de televisión Paco Stanley, asesinado a balazos en su camioneta después de salir de un restaurante, había sido el principal distribuidor de cocaína entre los artistas de Tv Azteca y Televisa.

Esta nota, transmitida sin autorización de su jefa, es ejemplo de que “la censura está en uno mismo”. “En radio yo puedo interrumpir la programación, decir: enlázame, ábreme cabina, y pasar la nota. A la mejor me cuesta la chamba, a la mejor no, pero si yo quiero, puedo hacer que pase una nota porque el conductor del noticiario no puede cortar la transmisión”.

Y cuando la transmisión no es en vivo, la obligación del reportero es hacer llegar su nota a la emisora. “Tu trabajo es mandar las notas. Tú no eres responsable si la pasan o no”.

No obstante, considera que el reportero debe valorar cuándo difunde y cuándo no alguna información. Según su criterio, no debe transmitir las notas que refieren a la identificación o ubicación de los secuestradores de alguna víctima, quienes, al saberse descubiertos, podrían matarla.

Tampoco debe anunciar los operativos porque “es echarle aguas a los delincuentes, decirles: ahí te van” ni difundir información cuando éstos lo amenazan con lastimar a su familia.

Cuando en 1994 cubrió el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), Jorge Sánchez padeció los abusos de los militares, quienes lo encañaron a él y a otros reporteros, y en Enfoque no transmitieron varias de sus entrevistas a personas que presenciaron los atropellos del Ejército, no así la que realizó al Subcomandante Marcos.

Sin embargo, considera que en radio hay “mucha” libertad de expresión. “En un parámetro del uno al 10, es de ocho o siete”. Los obstáculos para ésta son precisamente “la censura por los intereses de los patrocinadores, de los dueños del medio o de los jefes de información”.

El cuarto poder

Jorge Sánchez reconoce que entre los periodistas “no hay unidad por su ego, porque cada uno quiere sobresalir, ser el mejor”. Pero considera que “si esto se lograra, se podría hacer mucho” por el poder de denuncia que tiene el gremio periodístico.

“Hay compañeros a quienes no les pagan, pero que portan una credencial de reportero. Con ésta le das miedo a los policías, a los funcionarios. Tienes el poder, el micrófono para que te escuchen. Si uno habla sin micrófono (tapa el micrófono para ejemplificar), no te escuchan”.

La responsabilidad del reportero

Para Jorge Sánchez, otra de las responsabilidades del reportero es precisamente “reportear” y no sólo tomar la información oficial del comunicado o del boletín (sacude el puñado de documentos que tiene a su lado). “Te la puedes llevar tranquilísima sin reportear, sin investigar, pero debes hacerlo si lo que te interesa es denunciar”.

“No me gusta la información oficial, la del gobierno, la manejo, pero también tengo nota reporteada”. De esta manera, asegura, “te haces valer”, los funcionarios públicos “te tienen miedo, respeto”. En cambio, si se sucumbe a la información oficial y a la corrupción “te tratan mal, te pierden el respeto”.

El pago al reportero es que, “de los 10 que te oyen, uno te escucha. Entonces ya la hiciste. Para eso estás, para formar opinión pública. Ése es el pago, porque si lo ves en cuanto a sueldo, es una profesión muy mal pagada en la que te puedes desviar si no tienes los valores, ya que puedes obtener mucho dinero”.

“Antes la fuente policíaca era el castigo, ahora te sitúa en el terreno del investigador, del abogado”, concluye.

* Esta entrevista se realizó en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales el 4 de marzo de 2010. Forma parte de las actividades organizadas por el profesor Héctor Ramos Aguilar para la materia Taller de periodismo especializado II.

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