miércoles, 2 de junio de 2010

Para mi actriz




Fotografía y texto de: Mariel Medina Lugo

Sus ojos son café claro, su nariz es ancha y pareciese que su ceño es el origen de de ésta. Los labios que decidieron poseerla son gruesos. No es una mujer llamativa como los brillantes, más bien, se parece a cualquier día lluvioso, en el que se te moja el pelo, se enchina y vuelve a secar.
Su mente, sí que era distinta, contemplaba la naturaleza, lo verde en los árboles, el azul del cielo y lo blanco de las nubes. Guardaba la espontaneidad, la debilidad ante la danza y el teatro. Sin embargo, también le agradó lo que logró con nosotros. Quizás como taller de danza-teatro fuimos una especie de experimento.

En él, alcanzó a estremecer cada uno de mis músculos, nuestros ojos no miraban al espejo, sólo existía una especie de conexión que eliminaba cualquier otro estímulo que no fuese la música y su voz. Éramos uno y sólo uno. Las piernas no aguantaban la tensión, la música era rápida, y otras veces lenta. – ¡Arriésgate, haz que tu cuerpo ya no pueda más! ¿Dónde está el otro? Comienza a tocarlo, pregúntale sin decir nada, si te acepta.

Cada clase su voz era diferente, te recostaba en la duela fría y dura. - Respira, sólo respira y deja que tu mente se conecte, estás en el aquí y el ahora-. Como si pudiera hacer volar nuestras almas.

Todos llegamos de distintos lados, con diferentes vocaciones, o sin ellas. Pero a Flor eso le agradó más. Poder encontrar lugares comunes, como aquél en Ciudad Universitaria. Ahí volamos, intentamos asesinar a alguien, estuvimos hambrientos; incluso hubo celos entre dos mujeres que disputaban el amor de un hombre que al final se quedó con las dos.

Egresada de la Escuela Nacional de Arte Teatral del INBA, Flor Sandoval Fortanel, considera al igual que Pina Bausch, bailarina alemana quien impulsó la danza-teatro por primera vez, que lo importante en la danza no es el movimiento, sino lo que mueve a las personas.

Con éste y otros pensamientos, Flor indujo mi cuerpo y mente, a la conexión total. Mis extremidades y mi coronilla, alcanzaron sensaciones nunca antes percibidas. Maestras como ella necesita la Universidad, que alienten y acaricien el conocimiento como si fuese algo sagrado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario