jueves, 28 de mayo de 2015

Puerto Vallarta, corredor sexual de la delincuencia organizada


Por Emiliano González
Foto: Obra de teatro En el ombligo de la luna
El estado de Jalisco, segundo lugar oficial en casos de desapariciones en México con 2 mil 235 personas fuera de sus hogares y apartadas de sus familias entre 2006 y 2015, se enfrenta a una problemática que había sido advertida por organismos de la sociedad civil, pero que cobra fuerza a raíz de los hechos violentos registrados recientemente en la entidad: la posible implicación de una red organizada de trata de personas en los casos de desaparición.

Érika Cueto, una de las desaparecidas de Jalisco.
Desde las 2:30 de la tarde del miércoles 12 de noviembre de 2014, los familiares y amigos de Érika Cueto no saben nada de ella. Érika, empresaria de 39 años que organizaría la cuarta edición del Congreso Pole Fitness Vallarta, licenciada en Cultura Física y Deportes por la Universidad de Guadalajara, instructora de pole en Puerto Vallarta, salió de su casa rumbo a San José del Valle, Nayarit, a bordo de un auto Spark rosa que apareció el 18 de noviembre, pintado de color blanco.

Para entonces, Érika se había convertido en una de las 22 mil 322 personas cuyo paradero se desconoce, de acuerdo con el Registro Nacional de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED), modificado en octubre del año pasado. De los casos de desaparición que se denunciaron ante las autoridades previo a esa fecha de corte, 2 mil 113 correspondían a Jalisco. Esta cifra sólo era superada por la de Tamaulipas, que reportaba un total de 4 mil 875 desaparecidos.

Una consulta al RNPED realizada por este reportero en mayo de 2015 arrojó que las cifras del gobierno se habían modificado nuevamente, pues los desaparecidos en Jalisco eran ya 2 mil 235.

El informe de la organización Amnistía Internacional (AI), presentado en enero de este año ante el Comité contra las Desapariciones Forzadas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), señala que el número oficial de personas desaparecidas en nuestro país engloba únicamente los casos denunciados ante las autoridades (consulta el informe completo aquí).

Asimismo, detalla el informe, esta cantidad no se limita al delito de desaparición forzada, pues no indica que “la persona en cuestión hubiera desaparecido contra su voluntad o que en su desaparición hubieran estado implicados funcionarios públicos”. Amnistía Internacional atribuye estas declaraciones al gobierno de México.

Pese a la ligera baja en los casos de desaparición, ausencia o extravío que reportó Jalisco entre abril de 2013 y octubre de 2014 (de 2 mil 230 a 2 mil 113), diversas organizaciones de la sociedad civil han mostrado su desconfianza de las estadísticas oficiales, ante lo que consideran un incremento de las desapariciones en el estado.

FUNDEJ es una organización que
denuncia las desapariciones en Jalisco
 y emprende la búsqueda de
 personas desaparecidas
Así, la organización “Familias Unidas por Nuestros Desaparecidos en Jalisco” (FUNDEJ) apunta a más de 1 059 denuncias por desaparición solamente en el periodo de enero a noviembre de 2014, lo cual, asegura FUNDEJ, “pone en duda el registro nacional de desapariciones en el estado”.

Por su parte, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) presentó en febrero de 2015 su informe en materia de desapariciones forzadas ante la ONU, en el cual planteaba la necesidad de distinguir los casos de personas no localizadas de aquéllos en los que hay implicación de la delincuencia organizada.

También Santiago Corcuera Cabezut, integrante del Comité contra las Desapariciones Forzadas de la ONU, recomendó incluir a los particulares en la tipificación del delito de desaparición forzosa, que en la legislación federal y gran parte de las legislaciones estatales limita su alcance a la comisión del ilícito por parte de servidores públicos.

En Jalisco, la desaparición forzada se definió como delito grave luego de la iniciativa presentada en 2013 por Jaime Prieto Pérez, diputado del Partido Revolucionario Institucional. Asimismo, se incluyó en los delitos cometidos por servidores públicos (título séptimo del Código Penal), aunque los particulares fueron contemplados como "sujetos activos" de una desaparición, en los casos en que actúan por sí mismos, o con autorización y ayuda de funcionarios y cuerpos de seguridad pública. 

En contraparte, Amnistía Internacional considera que la penalización del secuestro representa un obstáculo para familiares y víctimas, pues “el informe del Estado Parte sugiere que las leyes existentes en materias como el secuestro o la privación ilegal de la libertad bastan para tipificar como delito conductas que constituyen desaparición forzada, cuando no existan indicios de la implicación de funcionarios públicos”.

Amnistía Internacional alega que en un secuestro, los autores exigen el pago de un rescate o acciones específicas a cambio de la libertad de la víctima, lo cual difícilmente ocurre en una desaparición. Por tal motivo, las autoridades suelen negarse a iniciar una indagatoria por secuestro, que podría llevar a una situación de trata de personas.

La senadora Adriana Dávila, del PAN.
Foto: Partido Acción Nacional
Adriana Dávila, senadora del Partido Acción Nacional y presidenta de la Comisión ordinaria en contra de la Trata de Personas, señala en entrevista que los cambios más recientes a la Constitución aprobados en el Senado permitirán incorporar "la desaparición forzada, la tortura y otras formas de privación ilegal de la libertad" a una ley general en materia de desapariciones forzadas. Esto incluye los casos en los que la víctima del delito es privada de su libertad con fines diversos de explotación, llámese sexual, laboral, para tráfico de órganos o embarazos forzosos.

Protocolo de atención a desaparecidos, "producto mediático"
La escalada de Jalisco hasta los primeros lugares en casos de personas desaparecidas, como consta en registros oficiales, sumada a la presión que ejercieron organizaciones internacionales y de la sociedad civil, llevó a las autoridades del estado a lanzar, en junio de 2013, un protocolo para atender los numerosos casos de desaparición. Posteriormente, en septiembre del mismo año, el delito de desaparición forzada fue tipificado como grave en el Código Penal jalisciense.

Sin embargo, la senadora Dávila cuestiona la efectividad del Protocolo de Búsqueda de Personas Desaparecidas o No Localizadas a nivel federal, del cual se nutren protocolos locales como el de Jalisco. Se trata, afirma, de un producto mediático más que de un esfuerzo eficiente para apoyar a víctimas y ofendidos de una desaparición.

"Hay quienes han levantado denuncias desde hace aproximadamente un año, y aún no tienen información de ningún tipo", insiste la senadora.

Gloria, cuyos apellidos se omiten por motivos de seguridad, es alumna de pole fitness de Érika Cueto, a quien conoce desde 2011. Para ella, Érika sigue siendo su maestra, pues como muchas personas, espera verla regresar sana y salva. La joven, cercana a la familia Cueto Vázquez, alega que la Fiscalía General de Jalisco sólo les responde que trabaja en el caso y que se trata de un asunto "delicado". No obstante, a casi siete meses de la desaparición de su maestra, Gloria no ve avances en la investigación.

Puerto Vallarta, corredor sexual
Una de las problemáticas más graves relacionadas con las desapariciones a nivel mundial es la trata de personas.

Diversas voces han alertado sobre las operaciones en Jalisco de una red de trata controlada por el crimen organizado. El "Diagnóstico Sobre la Situación de la Trata de Personas en México", que elaboró la CNDH en 2013, señalaba como focos rojos con mayor incidencia de captación, traslado y explotación de víctimas, a las ciudades de Puerto Vallarta, Acapulco y Cancún, que además son importantes destinos turísticos en nuestro país (da clic aquí para ver el informe completo).

Pero el informe de la CNDH iba más lejos pues, a partir de información de la Procuraduría General de la República, advertía sobre una organización criminal con presencia y control de redes de trata en esas tres ciudades, y en los estados de Tamaulipas, Veracruz y México.

Según el diario El Informador, de Guadalajara, ya en 2013 instancias como el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio; el Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer, y el Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo, coincidían en que “el alto número de desapariciones en Jalisco debe apuntar hacia la existencia de redes u organizaciones dedicadas a la trata de personas”.

En el estado que gobierna Aristóteles Sandoval, las zonas donde hay mayor incidencia del delito de trata, según el reporte de CNDH, son Guadalajara, ciudad capital, y Puerto Vallarta, principal atractivo turístico de Jalisco.

Y la Fiscalía lo niega… 
En respuesta a una solicitud de información con número de expediente LTAIPJ/FG/535/2015, la Fiscalía General del Estado de Jalisco rechazó tener algún antecedente, en el periodo 2013 a 2015, de grupos o redes de la delincuencia organizada que se dediquen a la trata de personas en Puerto Vallarta. 
En el citado oficio, la Fiscalía General detalló que en el año 2013 tuvo reporte de 2 456 personas no localizadas; en 2014, la cifra se incrementó a 2 472, y en el periodo enero-abril de 2015, se registraron 770 casos de personas extraviadas o desaparecidas. 
Del total de personas cuyo paradero se desconoce, 1684 fueron localizadas con vida y 119 sin vida en 2013; al año siguiente, 1775 se encontraron con vida, mientras que 85 habían fallecido cuando se descubrió su ubicación. Hasta abril de 2015, se localizó a 462 de las 770 personas reportadas como desaparecidas. De ellas, 20 no sobrevivieron. 
Según la Fiscalía, sólo uno de los casos de desaparición o extravío se ha relacionado con el delito de trata, por el que fueron consignadas apenas siete personas entre 2013 y 2015.

Otra cuestión a tomar en cuenta es la práctica del turismo sexual, especialmente en ciudades costeras y fronterizas.

El 19 de julio de 2004, la Gaceta de la Universidad de Guadalajara documentó que algunas agencias de viajes y empresas del giro turístico en Puerto Vallarta ofrecían "paquetes" para turistas extranjeros, que incluían relaciones sexuales con niños y niñas, según declaraciones de la investigadora Patricia Medina Covarrubias.

El órgano informativo relataba que "los principales clientes son hombres y mujeres de Estados Unidos y Canadá...; funcionan a manera de élite, por lo que una persona común y corriente difícilmente obtendrá el servicio".

Medina Covarrubias también se refería a una red de trata de personas: "hay empresas que forman parte de una mafia de tráfico, prostitución y pornografía de menores, que trabaja a manera de 'corredor' desde Sudamérica hasta Canadá y abarca ciudades como Acapulco, Tapachula, Cancún, Tijuana y Puerto Vallarta".

La diputada Verónica Juárez Piña, quien en 2013 señaló la carencia de albergues para atender a víctimas de trata en Puerto Vallarta, se suma a las voces que denuncian la presencia del crimen organizado en este destino turístico.

La diputada Verónica Juárez Piña, del PRD.
Foto: PRD Jalisco
"A través de sus redes, la delincuencia organizada engaña, transporta, retiene, entrega, recibe o aloja a niños, niñas y adolescentes. Solamente así es como se da este fenómeno, y en consecuencia, la autoridad debe detectar con precisión el flagelo que atenta contra este grupo poblacional, principalmente las mujeres", afirma la candidata del PRD a diputada local por el distrito 7 de Jalisco.



La problemática, lejos de resolverse, se agravó al cabo de una década, pues hoy en día, Jalisco es la segunda entidad con más casos denunciados de desapariciones. A esto se suma el incremento de los índices de violencia en la entidad durante los últimos meses.

En el caso específico de Puerto Vallarta, acciones como el establecimiento de un Comité Interinstitucional contra la Trata, sin precedentes en Jalisco y encabezado por la oficina municipal del  sistema DIF en la ciudad costera, o el mismo protocolo para brindar atención a personas desaparecidas, no han impedido que las desapariciones y la trata de personas sean fenómenos latentes.

En respuesta a una solicitud de información con número de expediente 228/2015, el DIF Puerto Vallarta negó tener registros, de 2013 a lo que va de 2015, de "canalizaciones por parte de autoridad municipal o estatal, denuncia anónima o derivados de programas del Sistema DIF local o estatal, que soliciten el apoyo de atención para Niños, Niñas y adolescentes víctimas del delito de trata de personas".

A través del programa para prevenir y atender la Explotación Sexual Infantil (ESI), que forma parte de la Coordinación de protección a la infancia, el DIF Puerto Vallarta impartió pláticas y talleres preventivos sobre explotación, delitos sexuales y educación sexual para padres e hijos. Pero no atendió a infantes o adolescentes víctimas de trata, pues ni las autoridades municipales ni la Fiscalía General de Jalisco canalizaron a menores que hubieran sufrido explotación sexual o laboral.

Frente a esta situación, 25 mujeres y 90 hombres se extraviaron o desaparecieron en Puerto Vallarta, según el Registro Nacional que lleva el conteo de personas no localizadas. Los casos más antiguos se remontan al año 2007. A nivel estatal, el número de mujeres también es inferior al de hombres: 372 frente a mil 853.

Aún con tales cifras, la Fiscalía del estado lanzó en 2013 un protocolo para investigar y atender casos de desaparición por motivos de género, pues las niñas y mujeres que padecen este delito suelen ser víctimas de explotación sexual y de violencia generalizada por su sexo, apunta el propio organismo.

La trata de personas está vigente en Puerto Vallarta: en sus diversas modalidades de explotación, en las personas que no regresan a sus hogares ni vuelven a ver a sus familias. Algunas, las menos, son rescatadas de las redes de trata. Otras, como Érika Cueto, la maestra de pole fitness, no sólo están fuera de casa, sino que ni siquiera se sabe por qué se las llevaron.

Puerto Vallarta es el principal atractivo turístico de Jalisco, pero también un
foco rojo para la trata de personas. Foto: Puerto Vallarta Centro

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